jueves, 22 de septiembre de 2011

Motores de tracción Animal

El Colectivo Animalista Independiente hace un llamado a la abolición de los motores de tracción Animal (caballos llevando humanos en carrozas por ejemplo).

Necesitamos que ns ayudes en esta iniciativa

Pedimos que donde hayan escuchado de que se hayan eliminado este tipo de practicas nos envíes un email a valera25@gmail.com para poder agregarlo en el debate.  Haremos una lista de Ciudades según ns vayan llegando para evitar que se repitan.  Mientras mas rápido tengamos esta inflamación mejor.

No menos importante pedimos a las personas que envíen la petición vía online al apuntamiento(si reciben respuesta  un numero de la petición igualmente enviarla al email valera25@gmail.com para que sea adjuntada al debate;
http://www.valencia.es/ayuntamiento/sugerencias.nsf/web_fSugerencia?ReadForm&lang=1&bdorigen=ayuntamiento/atencion_ciudadano.nsf&nivel=5&seccion=0

Formato de carta:

Por medio de la presente apoyo al Colectivo Animalista Independiente  solicito como un persona consciente del bienestar de la ciudad y en plena discordia con la esclavitud animal que sea prohibido el uso de los motores de tracción animal.

Tema de la sugerencia: Sugerencia ara la mejora de la ciudad.


















EL informe:





Colectivo Animalista Independiente


Iniciativa popular para la erradicación del uso de vehículos de tracción animal.





Web:
Animalistasindependientes.blogspot.com                        
Email:  
animalistasindependientes@yahoo.com
Valera25@gmail.com
Teléfono: 691089134
Sede: Calle Mare Vella 15, el Carmen, Valencia, España


Solicitud para la erradicación del transporte por tracción animal por el Colectivo Animalista Independiente (C.A.I.)

Una de las ofertas de ocio que se ponen a disposición de los ciudadanos y visitantes de la ciudad de Valencia es la posibilidad de hacer un recorrido por sus calles en un calesa de caballos desde la Plaza de la Reina; concretamente, esta actividad se publicita bajo el epígrafe “Valencia romántica-Paseo en coche de caballos”. Sin embargo, para uno de los participantes en este aparentemente inocuo reclamo turístico, tal actividad no resulta en absoluto lúdica y mucho menos romántica: se trata de los equinos que son obligados a tirar de estos vehículos.

En realidad, hablar de paseos en calesas es hacerlo de un negocio que no es sino otra forma de maltrato animal, una explotación por parte de sus propietarios con fines lucrativos ya que los caballos son utilizados a modo de taxi para trasladar personas de un lado a otro arrastrando pesados carruajes. Poco importa el hecho de que los animales estén en unas condiciones deplorables; suelen ser caballos viejos y cansados para evitar posibles accidentes que podrían ocurrir de tratarse de individuos jóvenes y briosos y que en la última etapa de sus vidas, se ven obligados a trabajar duramente durante largos períodos de tiempo, expuestos a esas largas jornadas con pocos o ningún cuidado.

Su trabajo se desarrolla a lo largo de todo el año, en todas las estaciones, debiendo sufrir todo tipo de inclemencias climatológicas a la intemperie, tanto el frío del invierno como el extremo calor del verano, bajo el sol, sin posibilidad alguna de que puedan refugiarse bajo una sombra apropiada. Las altas temperaturas estivales, unidas al calor que desprende el asfalto pueden producir una sensación térmica que en ocasiones llega a alcanzar, incluso superar, los 50 grados centígrados. No se les suministra agua ni alimento para evitar que orinen o defequen; por si esto llegara a ocurrir, se les coloca una especie de bolsa entre sus cuartos traseros y la calesa cuya función es la de recolectar los excrementos y evitar así que ensucien el núcleo urbano, especialmente las calles del casco histórico. Los animales suelen meter la cola en esos recipientes lo que implica una falta de higiene y un riesgo de infección considerables.         Los caleseros utilizan anteojeras que dificultan la visión de los animales, arneses que les causan llagas , así como herraduras no adecuadas para caminar sobre el pavimento lo que les puede ocasionar debilitamiento de los ligamentos, a la vez que aumenta el riesgo de resbalones que les podrían producir lesiones.   Los caballos son, por naturaleza, sensibles y nerviosos, no están hechos para vivir inmersos en el tráfico de una gran ciudad; cabe señalar que tanto la Plaza de la Reina como las calles adyacentes constituyen una de las zonas más transitadas de Valencia. En esta situación, totalmente ajena a su naturaleza, se ven forzados a inhalar los productos tóxicos que desprenden los tubos de escape de los vehículos con el consiguiente riesgo de daño pulmonar y en general del aparato respiratorio, a lo que hay que añadir el estrés que supone caminar entre el intenso tráfico, máxime teniendo en cuenta sus elevados sentidos de la audición y del olfato a través de las membranas sensitivas de labios y narinas (orificios nasales).

Con el fin de demostrar más allá de toda duda que esta actividad pretendidamente lúdica implica un elevado grado de crueldad para con los caballos, es importante conocer cómo es el comportamiento de estos animales en su medio natural.

Los caballos son animales gregarios, estableciéndose jerarquías claras dentro de la manada y cuyo líder suele ser una yegua. La personalidad de cada uno de estos equinos está conformada por una serie de rasgos de carácter; de este modo podemos encontrar individuos que presentan actitudes apáticas, combativas, irritables o flemáticas, curiosas, indiferentes, obedientes o testarudas. Sin embargo, por norma general, los caballos tienen un carácter tímido, generoso y agradecido; hay en ellos cierto espíritu de dignidad o de orgullo siendo considerados como animales de naturaleza pacífica, característica que comparten con el resto de herbívoros.  Son amantes de la vida tranquila, con un sentido de la libertad profundamente enraizado en su carácter.   Frente al peligro, en el caballo actúa su instinto de supervivencia; los métodos de defensa que utiliza, generalmente, son los mordiscos, las coces o la huida, siendo este último el principal medio de preservación de los individuos, gracias al elevado desarrollo de sus sentidos que les llevan a alejarse velozmente ante la amenaza de un ataque, ya que prefieren huir a combatir.          El caballo necesita de compañía por ser un animal sociable, de este modo vive siempre en comunicación con los otros miembros de la manada. Por seguridad siempre tratará de permanecer cerca de sus compañeros de especie y en caso de verse obligado a alejarse de ellos por alguna razón, siempre intentará volver con su grupo.
Como ocurre con todos los animales, el caballo también tiene un carácter particular y diversas formas de comunicación que le son propias.     El lenguaje de estos equinos es muy extenso y específico, por lo tanto es necesario conocer a fondo las características del comportamiento para entender su forma de relacionarse. Se trata de un sistema que les permite transmitir emociones básicas como por ejemplo, el miedo y establecer una jerarquía de dominio sin violencia.
La comunicación entre los equinos es preferentemente visual y gestual por una cuestión de protección, ya que cualquier tipo de lenguaje sonoro puede advertir a posibles depredadores de la existencia de una manada o grupo de caballos. Sin embargo, también utilizan la emisión de sonidos como el gemido y el relincho aunque en menor proporción.   La cara es la que posee los indicadores básicos del estado de ánimo del animal.    Por ejemplo, si un caballo enseña los dientes puede querer demostrar amor, deseo, apetito o enojo, dependiendo de la situación. Las orejas también son indicadores del estado de ánimo, según su posición. Siempre que el animal lleve hacia atrás ambas orejas a la vez, replegándolas sobre el occipital, debe interpretarse que está en actitud de rebeldía o de agresión.    Si lleva los pabellones auriculares alternativamente hacia adelante y hacia atrás puede deducirse un estado de cólera, en cambio si lleva una hacia delante y otra hacia atrás dejándolas inmóviles, es indicación de tensión y puede conllevar a una reacción de defensa.    Si los pabellones se dejan colgar pasivamente, significa que el animal se desentiende de todo cuanto lo rodea, a pesar de que continua percibiendo sonidos y rumores.    Por último una postura que demuestra seguridad, es aquella en la que las orejas están hacia delante y ligeramente inclinadas.  
Con respecto a la comunicación sonora, es imprescindible diferenciar el gemido y el relincho.   El primero es corto y débil, de baja tonalidad y siempre expresa sensación de dolor.    El relincho, en cambio, puede expresarse de formas diversas que ponen de manifiesto situaciones y sentimientos diferentes.    Si consiste en la emisión de sonidos agudos y prolongados, repetidos con cierta frecuencia, se entiende como una expresión de alegría.    Si se trata de relinchos cortos y agudos se deduce un estado de cólera.   Cuando el sonido es prolongado y termina con tonos bajos y frecuentes, expresan deseo. Puede determinarse un estado de temor cuando la tonalidad del relincho es baja y corta, casi penosa.
 
 
A los equinos se les ha llevado a actuar como individuos solitarios y dependientes, aunque su cerebro esté configurado para seguir un grupo, depositar su confianza y seguridad en los otros miembros de su manada y que los otros integrantes a su vez se sientan seguros con su compañía.


Un equino, antes de arrimarse a otro animal lo mira, crea espacio y distancia; en cambio, el ser humano tiende a acercarse a él mucho más violentamente que en el caso inverso. Esta diferencia en cuanto a la forma de aproximación crea, a veces, el temor que el animal siente en su presencia . En el caso de que haya sufrido malos tratos por parte del hombre, éstos no serán olvidados.

Es importante, para lograr la estabilidad física y psíquica del caballo, que éste tenga la posibilidad de retozar y de contar con un ambiente agradable en compañía de sus semejantes. Dicho ambiente debe estar proporcionado por espacios verdes y pastos, donde pueda desarrollar el comportamiento natural propio de su especie.



En el momento en el que se plantea la erradicación de una actividad ante la posibilidad de estar atentando contra el bienestar animal, cabe que nos preguntemos si observando el comportamiento de los individuos de la especie implicada puede llegarse a la conclusión de que el animal está sufriendo en las condiciones mencionadas. En etología (ciencia que estudia el comportamiento animal) se definen tres clases de sufrimiento: fisiológico (patología), neurológico (dolor) y psicológico (estrés, depresión o neuropatía). Evidentemente, a tenor de todo lo expuesto anteriormente, la respuesta es un sí rotundo.


Desde el Colectivo Animalista Independiente, nos oponemos firmemente a la crueldad que supone la utilización de estos animales en vehículos de tracción, toda vez que ha quedado demostrado que los caballos se ven obligados a realizar una actividad frontalmente contraria a su naturaleza.   De lo expuesto anteriormente podemos concluir que estos equinos son animales sensibles, con capacidad de sufrir y eso es lo que ocurre al ser empleados en este medio de transporte.


Una sociedad que pretende ser avanzada y moderna, en pleno siglo XXI, no puede seguir anclada a este tipo de prácticas arcaicas que suponen sufrimiento a otros seres cuyo sistema nervioso e instintos básicos no se diferencian de los nuestros.   En consecuencia, tanto los seres humanos como los animales tenemos una característica en común: la capacidad de experimentar sensaciones como el dolor bien sea en un plano físico o psíquico.    Esto nos debe llevar a replantearnos nuestra relación con los animales, pues nuestro interés por sobrevivir y por disfrutar de esa vida dignamente es exactamente el mismo; por tanto, no es ético considerar a los animales como meros objetos para nuestro uso y disfrute ni disponer de sus vidas arbitrariamente asignándoles un valor puramente económico en función de su rentabilidad para con nuestros intereses.


Una vez establecido el hecho de que existe esa característica común compartida por todos los animales, independientemente de la especie a la que pertenezcan, el siguiente paso es plantear que cualquier ser con capacidad de sufrir debe ser objeto de unos derechos morales fundamentales inalienables, como es el de poder disfrutar de la posibilidad de vivir en el ambiente y en las condiciones que aseguren su bienestar teniendo en cuenta las peculiaridades de cada especie en particular, de manera que todos los individuos puedan desarrollarse plenamente.



La iniciativa de erradicar los vehículos de tracción animal no es algo que se esté haciendo a nivel local exclusivamente en la ciudad de Valencia; en otras localidades como Sevilla existe también un fuerte movimiento de protesta y rechazo a esta práctica.    A nivel internacional son varias las organizaciones que trabajan por la abolición de esta actividad anacrónica como PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) o HWF (Horses Without Carriages); como resultado, se ha modificado la Ley de Protección y Bienestar Animal del estado de Quintana Roo (México), que en su artículo 29 prohíbe el uso y tránsito de estos vehículos.

Este Colectivo no es ajeno a las consecuencias que podrían derivarse de la abolición de la utilización de las calesas de caballos, por esa razón queremos exponer lo siguiente:

En modo alguno es nuestra intención perjudicar a las personas que obtienen su sustento y el de sus familias con esta actividad laboral; proponemos, como una posible alternativa, la sustitución de los carruajes por coches clásicos descapotables; esto sería algo novedoso e innovador, que diferenciaría a la ciudad de Valencia de otras poblaciones por su originalidad.   De esa forma, tanto los ciudadanos como los visitantes podrían disfrutar de la posibilidad de recorrer las calles más céntricas a bordo de un transporte diferente de lo habitual pero sin necesidad de utilizar ni dañar a ningún animal.

Solicitamos la tutela de los animales dado que la empresa propietaria ya no obtendrá beneficios económicos de ellos, ya que disponemos de un lugar perfectamente adecuado a sus necesidades en el que puedan continuar su vida dignamente.

Considerando que existen alternativas perfectamente viables, además de precedentes de la abolición de esta práctica cruel en otros lugares del mundo, solicitamos una nueva normativa o una modificación de la Ley de Bienestar y Protección Animal de manera que quede prohibido el uso y tránsito de vehículos de tracción animal.

Es fundamental, en una sociedad en pleno desarrollo, realizar un esfuerzo por la concienciación de todos, especialmente de los más pequeños, en el respeto hacia nuestro entorno y hacia los seres que habitan en él; sólo de esa forma podremos encaminarnos hacia un modelo social más justo, dejando de ignorar el padecimiento al que determinadas prácticas someten a los animales, fomentando la empatía hacia ellos y hacia la naturaleza y, en consecuencia, hacia nosotros mismos; de manera que construyamos una convivencia basada en la no violencia y en el derecho a una vida digna, libre de imposiciones carentes de fundamento que impliquen que nuestro bienestar se anteponga al sufrimiento ajeno.

Por lo anteriormente expuesto, esperamos que esta propuesta reciba una favorable acogida por una futura sociedad en la que tenga cabida el bienestar de todos los individios que conviven en ella.


Atentamente,


      Rosa Más González                          Jesús Valera                     Carolina Bertolaso


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Coordinacion: Colectivo Animalista Independiente C.A.I.




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