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Día: 15 de enero de 2012
Circos sin animales
Uno de los exponentes más claros de la explotación que se ejerce sobre los animales es su utilización es espectáculos circenses. Ya se trate de animales salvajes o domésticos, todos ellos están en los circos para “divertir” al público; así, son obligados a ejecutar todo tipo de bailes, saltos, piruetas o coreografías . ... Contrariamente a lo que pueda parecer, tales actividades son totalmente aberrantes y ajenas a su naturaleza: osos o aves "bailarines", elefantes alzados sobre sus patas delanteras, grandes felinos que saltan a través de aros de fuego, cerdos que se lanzan al vacío para caer en una minúscula piscina...Los animales en los circos viven una vida de confinamiento y entrenamiento violento. Los domadores emplean métodos abusivos para entrenar a los animales y así subyugarlos por la fuerza para que ejecuten sus números. Tales métodos se basan en el premio y el castigo; la rutina consiste en el adiestramiento mediante técnicas brutales que incluyen golpes y utensilios como cuerdas, collares, bozales, mangos eléctricos, látigos y ganchos metálicos, que son las herramientas típicas para el entrenamiento y la ejecución del espectáculo. Esto evidencia que los animales siempre están siendo obligados a actuar. No lo lo hacen porque quieren, sino porque temen represalias. Algunos entrenadores, argumentan que utilizan métodos positivos como el refuerzo y las recompensas, pero éstos se dan también bajo situaciones estresantes: premiar con comida sólo funciona en animales hambrientos, por mencionar un abuso típico de los entrenamientos circenses.
¿Cómo se obtienen los animales de circo?
Los animales que actúan en los circos tienen dos vías de origen: Puede tratarse de individuos que han nacido en cautividad mediante programas de cría , comprados en otros circos o zoos, o bien han sido secuestrados en su hábitat original por redes ilegales de tráfico de animales.
Programas de cría en cautividad o compra a zoológicosExisten programas de cría en cautividad, llevados a cabo por zoológicos o centros de conservación, que se dedican a criar animales de especies salvajes y exóticas bajo condiciones controladas. Ellos son proveedores de animales para circos y zoos.
Tráfico de especies protegidas
El tráfico ilegal de animales es un negocio rentable que mueve aproximadamente 6 billones de dólares anualmente, según la Wildlife Conservation Society (WCS).
Cuando los animales provienen del comercio ilegal, son capturados por cazadores furtivos, que secuestran generalmente a las crías tras matar a parte de su grupo familiar. Estos indefensos animales deben soportar situaciones durísimas desde su captura y las condiciones de transporte en las que viajan cientos y miles de kilómetros hasta llegar a su destino final, que si no es la muerte en ruta, es el confinamiento de por vida en el circo.
Existen circos en todo el mundo que, tras revisiones policiales, han visto confiscados sus animales por no cumplir con los documentos oficiales reglamentarios. El tráfico de animales es uno de los enemigos de la biodiversidad y promueve un negocio nefasto que hace presa en los animales silvestres, especialmente en países pobres o en vías de desarrollo.
Efectos de la cautividad
Cuando los animales se ven obligados a pasar mucho tiempo atados o enjaulados, desarrollan comportamientos anormales que indican que están sufriendo por causa de las malas condiciones de vida. Los animales de circo suelen vivir en pequeñas jaulas, donde apenas se pueden mover, o permanecen la mayor parte del día atados al suelo. Esto les impide desarrollar sus comportamientos naturales y en consecuencia, les provoca frustración.
Según los estudios de Animal Defenders International (ADI) sobre las prácticas de los circos a nivel internacional sabemos que:
Los caballos y ponis pasan hasta el 96% del tiempo atados a cuerdas de poca longitud.
Los tigres y leones pasan entre el 75 y el 99% del tiempo en jaulas situadas en los camiones.
Los elefantes pasan desde el 58 al 98% del tiempo encadenados al menos por una pata.
Zoocosis
El confinamiento extremo lleva a los animales a padecer zoocosis: un animal zoocótico es aquel que ha sufrido daños mentales debido a la cautividad. Estos animales muestran comportamientos obsesivos, anormales y repetitivos.
Cuando un animal no tiene control sobre su entorno y no puede ejercitar su cuerpo ni estimular su mente, empieza a desarrollar una serie de comportamientos repetitivos o “estereotipados”. La zoocosis puede presentar los siguientes síntomas:
Deambular constantemente: caminar de arriba a abajo, siguiendo el mismo recorrido sin cesar. Pueden presentar este comportamiento los felinos y los cánidos.
Lamer repetitivamente: las paredes, barrotes o las puertas de la jaula. Las jirafas suelen presentar este comportamiento.
Dar vueltas en círculos: es una forma de deambular incesantemente.
Morder reiteradamente.
Girar el cuello de forma antinatural: suele ser característico de los primates en cautividad.
Balancearse constantemente de lado a lado mientras permanecen de pie. Se puede observar en elefantes.
Mecerse hacia delante y hacia atrás de forma obsesiva, a veces sentados y abrazados a algún objeto. Suelen presentar este comportamiento los simios.
Apatía: pasividad y falta de reacción a los estímulos. Esto suele ser causa de la marginación y la separación forzosa de sus grupos sociales.
Agresividad hacia objetos, animales o personas
Automutilación: los animales que sufren zoocosis pueden auto-infligirse daños como morderse la cola, las extremidades o golpearse la cabeza contra la pared.
Coprofília: modo antinatural de comer y jugar con los excrementos.
Si un animal presenta alguno de estos comportamientos estereotipados, significa que se encuentra en un estado de estrés continuo y que, por tanto, no disfruta de las condiciones de vida necesarias para su bienestar.
La zoocosis puede detectarse también en otras situaciones de cautividad como zoológicos, granjas y laboratorios. Estos comportamientos no aparecen en la vida salvaje.
Exposición a climas y condiciones ambientales inadecuadasLos circos utilizan animales de distintas especies que provienen de diversas zonas climáticas del planeta. Cada una de estas especies requiere unas condiciones ambientales y climatológicas específicas para vivir en bienestar. Por ejemplo, los reptiles tienen unas necesidades muy específicas por lo que respecta a la luz, temperatura y humedad.
Sin embargo, los animales de circo tienen que sufrir temperaturas extremas durante el transporte, tanto de calor como de frío.
Todo esto afecta negativamente a su salud, a su comportamiento, a su modo de alimentarse y en general les impide estar bien.
Los circos con animales se vanaglorian de ser espectáculos educativos sobre los animales para los niños y para la comunidad. Sin embargo, al asistir a estos espectáculos y pagar la entrada, enseñamos a los niños y a los jóvenes la falta de respeto hacia la naturaleza y la dignidad de otros seres vivos. El Dr. Melvin E. Levine, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte y director de Centro Clínico para el Estudio del Desarrollo y el Aprendizaje advierte sobre el peligro de llevar a los niños al circo; así, la mayoría de los psicólogos cree que para los niños es vital aprender la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Un espectáculo en que los animales son forzados a actuar para hacer un show enseña totalmente lo contrario de la empatía.
Cuando los niños ven a los animales siendo golpeados, cosificados o humillados y privados de su comportamiento natural para la simple diversión de otros, sus mentes impresionables entran en riesgo de desarrollar valores sociales aberrantes. Levine desaconseja a los padres a llevar a los niños a presenciar estos espectáculos, porque en estos lugares los niños aprenden a despreciar "los sentimientos, necesidades y derechos de otros seres vivos".
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